lunes, 17 de junio de 2013


Tales de Mileto (640-546 a.c)
Tales era conocido como sabio, astrónomo, matemático y político, su tesis central afirma que el Agua es el principio o Arje del cosmos. Parece una explicación rudimentaria, pero es bastante lógico. Tales vivía en Mileto, ciudad junto al mar, y seguramente de tanto observar la naturaleza concluyo que el agua es el principio de la vida: todo viene de ella y retorna en ella.
A pesar de que han pasado muchos siglos desde Tales hasta hoy, la ciencia moderna en muchos sentidos le da la razón a Tales: tres cuartas parte de la planeta es agua, el 75% del cuerpo humano es agua, sin agua no hay vida en la tierra y hasta en el momento no se ha descubierto otro planeta que contenga agua para albergar la vida como en nuestro.


Anaxímenes (585-524 a.c)
Este pensador propone como principio de las cosas el aire. Se trata  de un elemento determinado que puede transformarse mediante los procesos denominados rarefacción y condensación. Por rarefacción se convierte en fuego y por condensación en nube, agua, tierra y piedra.
Como podemos intuir, Anaxímenes parte de un elemento material no tan visible como el agua pero supremamente importante para la vida. Evidentemente no contaba con los conocimientos  que hoy tenemos sobre fotosíntesis, el sistema respiratorio y los diferentes estados de la materia, pero su idea del Arje como aire no era errónea: sin aire, entendido como oxígeno, tampoco hay vida.
Ahora bien, de lo que que no hay duda, es que Anaxímenes se planteó el problema de la unidad del Arjé. Observó que los cuerpos, al calentarse se dilatan, y, al enfriarse se contraen. Ello le llevó a concluir que este par de opuestos no eran tal sino una misma cualidad que se manifiesta distintamente según las condiciones. Pues bien, estas observaciones le llevaron a pensar que el aire al dilatarse (rarefacción) produce lo caliente (fuego) y al condensarse (condensación) produce agua y tierra, y, todo, ello sin dejar de ser aire.

Anaximandro
Este filósofo propone una teoría mucho más abstracta que Tales y Anaxímenes, el arje no es una situación empírica como el agua o el aire, sino una naturaleza indeterminada, indefinida, inmortal e indestructible: el Aperion. Todo sale del aperion y todo vuelve a él en  un ciclo vital permanente. No es fácil entender esta teoría pero algunos físicos actuales la relacionan con una especie de energía cósmica que atraviesa y cohesiona el universo. De igual manera hasta el día de hoy continúan las discusiones y teorías físico-matemáticas sobre la infinitud del universo.
Para Anaximandro la substancia originaria (arjé) es lo apeiron (lo indefinido e infinito). Es importante, ya de entrada, señalar el paso importante que Anaximandro da sobre Tales en relación con el tema del principio o arjé. Y es que, en el afán racional de la búsqueda de lo permanente (esencia), Anaximandro, sitúa esa esencia no en los elementos (tierra, agua, aire, fuego), que podían ser percibidos por los sentidos, sino detrás de esa capa aparencial, con lo que realmente tiene lugar, por primera vez en la historia del pensamiento, una abstracción clara que va desde lo sensible hasta lo inteligible; lo que no quiere decir que Anaximandro considerara a  lo apeifoion como una realidad espiritual.


Heráclito (544-584 a.c)
Este filósofo nacido en Éfeso propone como elemento constitutivo del universo el fuego. Pero más importante que su teoría sobre el Arje a Heráclito se le conoce por su visión dinámica de la realidad: Todo está en continuo movimiento, todo fluye, nada permanece, lo propio del universo es eterno es el devenir de las cosas. Es celebre su frase: “no es posible bañarse dos veces en el mismo rio”, queriendo indicar con esto que la realidad nunca es la misma, pues en el fondo del cosmos esta rígido por el Cambio. Otra parte de su teoría postula en la naturaleza un orden por la lucha  de contrarios: seco-húmedo, mortal-inmortal, caliente-frio…, lucha que es guerra y también armonía y unidad en toda la naturaleza.
Heráclito con esta idea asume una visión empirista de la realidad;  observando con detenimiento el cosmos constata que los sentidos permiten comprender la esencia de cuanto existe: el movimiento continuo. Siendo esto así, el primer paso para conocer se encuentra en las sensaciones que tenemos de las cosas providentes del mundo exterior, luego aparece la inteligencia o razón que permite ir más allá de lo relativo y contingente, para captar el Logos o razón universal que rige el curso del universo.




 Empédocles (500-428 a.c)
A diferencia de Tales Y Anaxímenes que plantean un solo principio en la naturaleza, Empédocles se reconoció por su célebre teoría de los cuatros elementos: tierra, agua fuego y aire que son las raíces de todo lo que hay en cosmos, de ahí que se le considere un pluralista. Los objetos del mundo natural son combinaciones en proporciones matemáticas de estos elementos. Los cambios en la naturaleza son el resultado  de la mezcla de estos elementos primigenios, bajo a acción de dos fuerzas antagónicas: amor que une y odio que divide.
De acuerdo con Empédocles, la realidad es cíclica. Al comenzar un ciclo, el reinado del amor: los cuatro elementos se encuentran unidos por el principio del amor. Cuando el odio penetra en el círculo, el odio comienza a actuar: los elementos empiezan a separarse. El dominio del odio: entonces el mundo como lo conocemos se halla en estado de total dispersión de los elementos. El amor reinicia su acción; uniendo así de nuevo los elementos. Creía también que no es posible que ningún cambio conlleve la creación de nueva materia; solo puede ocurrir un cambio en las combinaciones de los cuatro elementos ya existentes, Asimismo formuló una primitiva teoría de la evolución en la que declaraba que las personas y los animales evolucionaban a partir de formas precedentes a la que se le llama logos ratio.


Anaxágoras  (500 a.c)
En forma parecida a Empédocles este pensador admite la pluralidad y el cambio en la naturaleza. Plantea que todo lo que existe en el mundo natural es resultado de la combinación de diferentes elementos o principios a los cuales llamo Semillas. En todas las cosas hay semillas de todas las cosas, de manera que todo está en todo. Ahora bien, las semillas se mezclan por la acción de un “Torbellino” cósmico que une y separa los elementos en un eterno movimiento. Este torbellino es orientado por un espíritu o inteligencia “cósmica” (Nous) que tiene el poder de unir y separar las semillas; así por ejemplo, en un fragmento de hierro encontramos las semillas de hierros que en el torbellino cósmico se han unido para formar este metal.
Ciertamente, Anaxágoras pensaba que una vez puesto en movimiento, el universo, sus regularidades y sus leyes, podía explicarse por sí mismo, sin necesidad de seguir apelando al Intelecto. Es decir, que Anaxágoras defiende una concepción que, si bien inicialmente al hablar de un Intelecto que ordena la materia, tiende hacia una concepción teleológica, posteriormente, en la explicación de los fenómenos, tiende a ser más bien mecanicista.


Demócrito y Leucipo (460-370 a.c)
Son en cierta forma los precursores científicos de la física y la química. Consideran que la naturaleza tiene como fundamento material ultimo pequeños objetos invisibles (Átomos), que se mueven libremente en el vacío. Estos átomos, por acción del azar,  chocan entre si y se combinan produciendo aglomerados “atómicos” que conforman los diferentes seres del cosmos.
Las doctrinas de Demócrito y Leucipo hoy se encuentran distantes en el tiempo, pero no dejan de ser interesante teniendo en cuenta  la revelación que tiene la ciencia empírico-analíticas en el mundo contemporáneo. Desde la química sabemos que los átomos no son indivisibles como proponían estos pensadores, pero a la vez reconocemos que los diferentes seres y sustancias de la naturaleza son el resultado de complejas combinaciones atómicas en proporciones matematizables. De igual forma hoy se conserva la definición de átomo como partícula material primaria de la composición química de los cuerpos.

Pitágoras (572 a.c)
Pitágoras es el representante más destacado de una escuela de pensamientos antiguo en donde sus miembros se dedicaban al cultivo de la reflexión científica con una orientación místico-religiosa. Los pitagóricos, dedicados a las matemáticas, hicieron avanzar esta ciencia y encontraron en ella la explicación final del orden del cosmos. En este sentido, Pitágoras propone una interpretación de la naturaleza bastante diferente a los otros presocráticos. Su principio fundamental es de carácter formal y no sensible: los números que se entiendes a partir de una razón matemática que estructura todo en la naturaleza.
Para los pitagóricos el cosmos guarda una armonía numérica que solo el sabio contemplativo puede reconocer. Así, todos los objetos del mundo pueden reducirse a figuras geométricas y ha expresiones numéricas que se combinan con equilibrio y proporción. Esto explica el carácter místico de las matemáticas en las comunidades Pitagóricas, pues solo mediante una actitud interior de meditación intelectual se podía comprender al mundo como la representación abstracta de todo lo real.



Parménides (540-470 a.c)
Para este filósofo presocrático el Arje o principio de todo no puede ser un elemento material-sensible, sino una realidad intangible, intelectual. En su famoso poema sobre la naturaleza plantea el Ser como la vía se acceso a la verdad. No es fácil descifrar sus pensamientos, pero en general el Ser es concebido como lo que es o existe, es decir, la realidad, el mundo. El ser es un principio lógico pues lo contrario sería la nada, el no ser, y la nada es impensable. Solo lo que es o existe puede ser pensado, por eso hay una identidad entre el ser y el pensamiento. El Ser, lo que existe, es inengendrado imperecedero, indivisible e inmóvil.
Con su principio lógico de la realidad Parménides se distancia de los otros presocráticos materialistas, particularmente de Heráclito. El acceso a la realidad no es de carácter sensible si no racional. Los sentidos nos pueden engañar haciéndonos creer que el mundo hay movimiento y cambio. El cambio no es más que una apariencia que evita pensar en lo que es puede no ser y lo que es puede llegar a ser, lo cual es inexplicable.







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AUTOR
Mag. Ivan Alfonso Pinedo Castillo
Licenciado en Filosofía, Pontificia Universidad Javeriana
Magister en Filosofía, Pontificia Universidad Javeriana
Especialista en Planeación Educativa, P.U.J.
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