Tales
de Mileto (640-546 a.c)
Tales era conocido como
sabio, astrónomo, matemático y político, su tesis central afirma que el Agua es el principio o Arje del cosmos. Parece
una explicación rudimentaria, pero es bastante lógico. Tales vivía en Mileto,
ciudad junto al mar, y seguramente de tanto observar la naturaleza concluyo que
el agua es el principio de la vida: todo viene de ella y retorna en ella.
A pesar de que han pasado
muchos siglos desde Tales hasta hoy, la ciencia moderna en muchos sentidos le
da la razón a Tales: tres cuartas parte de la planeta es agua, el 75% del
cuerpo humano es agua, sin agua no hay vida en la tierra y hasta en el momento
no se ha descubierto otro planeta que contenga agua para albergar la vida como
en nuestro.
Anaxímenes (585-524 a.c)
Este
pensador propone como principio de las cosas el aire. Se trata de un elemento determinado que puede transformarse
mediante los procesos denominados rarefacción y condensación. Por rarefacción
se convierte en fuego y por condensación en nube, agua, tierra y piedra.
Como
podemos intuir, Anaxímenes parte de un elemento material no tan visible como el
agua pero supremamente importante para la vida. Evidentemente no contaba con
los conocimientos que hoy tenemos sobre
fotosíntesis, el sistema respiratorio y los diferentes estados de la materia,
pero su idea del Arje como aire no era errónea: sin aire, entendido como
oxígeno, tampoco hay vida.
Ahora
bien, de lo que que no hay duda, es que Anaxímenes se planteó el problema de la
unidad del Arjé. Observó que los cuerpos, al calentarse se dilatan, y, al
enfriarse se contraen. Ello le llevó a concluir que este par de opuestos no
eran tal sino una misma cualidad que se manifiesta distintamente según las condiciones.
Pues bien, estas observaciones le llevaron a pensar que el aire al dilatarse
(rarefacción) produce lo caliente (fuego) y al condensarse (condensación)
produce agua y tierra, y, todo, ello sin dejar de ser aire.
Anaximandro
Este
filósofo propone una teoría mucho más abstracta que Tales y Anaxímenes, el arje
no es una situación empírica como el agua o el aire, sino una naturaleza
indeterminada, indefinida, inmortal e indestructible: el Aperion. Todo sale del aperion y todo vuelve a él en un ciclo vital permanente. No es fácil
entender esta teoría pero algunos físicos actuales la relacionan con una
especie de energía cósmica que atraviesa y cohesiona el universo. De igual
manera hasta el día de hoy continúan las discusiones y teorías
físico-matemáticas sobre la infinitud del universo.
Para
Anaximandro la substancia originaria (arjé) es lo apeiron (lo indefinido e
infinito). Es importante, ya de entrada, señalar el paso importante que
Anaximandro da sobre Tales en relación con el tema del principio o arjé. Y es
que, en el afán racional de la búsqueda de lo permanente (esencia),
Anaximandro, sitúa esa esencia no en los elementos (tierra, agua, aire, fuego),
que podían ser percibidos por los sentidos, sino detrás de esa capa aparencial,
con lo que realmente tiene lugar, por primera vez en la historia del
pensamiento, una abstracción clara que va desde lo sensible hasta lo
inteligible; lo que no quiere decir que Anaximandro considerara a lo apeifoion como una realidad espiritual.
Heráclito (544-584 a.c)
Este
filósofo nacido en Éfeso propone como elemento constitutivo del universo el
fuego. Pero más importante que su teoría sobre el Arje a Heráclito se le conoce
por su visión dinámica de la realidad: Todo
está en continuo movimiento, todo fluye, nada permanece, lo propio del
universo es eterno es el devenir de las cosas. Es celebre su frase: “no es posible bañarse dos veces en el
mismo rio”, queriendo indicar con esto que la realidad nunca es la misma,
pues en el fondo del cosmos esta rígido por el Cambio. Otra parte de su teoría
postula en la naturaleza un orden por la lucha de contrarios: seco-húmedo, mortal-inmortal,
caliente-frio…, lucha que es guerra y también armonía y unidad en toda la naturaleza.
Heráclito
con esta idea asume una visión empirista de la realidad; observando con detenimiento el cosmos
constata que los sentidos permiten comprender la esencia de cuanto existe: el
movimiento continuo. Siendo esto así, el primer paso para conocer se encuentra
en las sensaciones que tenemos de las cosas providentes del mundo exterior,
luego aparece la inteligencia o razón que permite ir más allá de lo relativo y
contingente, para captar el Logos o
razón universal que rige el curso del universo.
Empédocles
(500-428 a.c)
A diferencia
de Tales Y Anaxímenes que plantean un solo principio en la naturaleza,
Empédocles se reconoció por su célebre teoría de los cuatros elementos: tierra,
agua fuego y aire que son las raíces de todo lo que hay en cosmos, de ahí que
se le considere un pluralista. Los objetos del mundo natural son combinaciones
en proporciones matemáticas de estos elementos. Los cambios en la naturaleza
son el resultado de la mezcla de estos
elementos primigenios, bajo a acción de dos fuerzas antagónicas: amor que une y
odio que divide.
De
acuerdo con Empédocles, la realidad es cíclica. Al comenzar un ciclo, el
reinado del amor: los cuatro elementos se encuentran unidos por el principio
del amor. Cuando el odio penetra en el círculo, el odio comienza a actuar: los elementos
empiezan a separarse. El dominio del odio: entonces el mundo como lo conocemos
se halla en estado de total dispersión de los elementos. El amor reinicia su
acción; uniendo así de nuevo los elementos. Creía también que no es posible que
ningún cambio conlleve la creación de nueva materia; solo puede ocurrir un
cambio en las combinaciones de los cuatro elementos ya existentes, Asimismo
formuló una primitiva teoría de la evolución en la que declaraba que las
personas y los animales evolucionaban a partir de formas precedentes a la que
se le llama logos ratio.
Anaxágoras (500 a.c)
En
forma parecida a Empédocles este pensador admite la pluralidad y el cambio en
la naturaleza. Plantea que todo lo que existe en el mundo natural es resultado
de la combinación de diferentes elementos o principios a los cuales llamo Semillas. En todas las cosas hay
semillas de todas las cosas, de manera que todo está en todo. Ahora bien, las
semillas se mezclan por la acción de un “Torbellino” cósmico que une y separa
los elementos en un eterno movimiento. Este torbellino es orientado por un
espíritu o inteligencia “cósmica” (Nous)
que tiene el poder de unir y separar las semillas; así por ejemplo, en un
fragmento de hierro encontramos las semillas de hierros que en el torbellino
cósmico se han unido para formar este metal.
Ciertamente,
Anaxágoras pensaba que una vez puesto en movimiento, el universo, sus regularidades
y sus leyes, podía explicarse por sí mismo, sin necesidad de seguir apelando al
Intelecto. Es decir, que Anaxágoras defiende una concepción que, si bien
inicialmente al hablar de un Intelecto que ordena la materia, tiende hacia una
concepción teleológica, posteriormente, en la explicación de los fenómenos,
tiende a ser más bien mecanicista.
Demócrito
y Leucipo (460-370 a.c)
Son en cierta forma los
precursores científicos de la física y la química. Consideran que la naturaleza
tiene como fundamento material ultimo pequeños objetos invisibles (Átomos), que
se mueven libremente en el vacío. Estos átomos, por acción del azar, chocan entre si y se combinan produciendo
aglomerados “atómicos” que conforman los diferentes seres del cosmos.
Las doctrinas de Demócrito y
Leucipo hoy se encuentran distantes en el tiempo, pero no dejan de ser
interesante teniendo en cuenta la
revelación que tiene la ciencia empírico-analíticas en el mundo contemporáneo.
Desde la química sabemos que los átomos no son indivisibles como proponían
estos pensadores, pero a la vez reconocemos que los diferentes seres y
sustancias de la naturaleza son el resultado de complejas combinaciones
atómicas en proporciones matematizables. De igual forma hoy se conserva la definición
de átomo como partícula material primaria de la composición química de los
cuerpos.
Pitágoras
(572 a.c)
Pitágoras
es el representante más destacado de una escuela de pensamientos antiguo en
donde sus miembros se dedicaban al cultivo de la reflexión científica con una
orientación místico-religiosa. Los pitagóricos, dedicados a las matemáticas,
hicieron avanzar esta ciencia y encontraron en ella la explicación final del
orden del cosmos. En este sentido, Pitágoras propone una interpretación de la
naturaleza bastante diferente a los otros presocráticos. Su principio fundamental es de carácter formal y no sensible: los
números que se entiendes a partir de una razón matemática que estructura todo
en la naturaleza.
Para
los pitagóricos el cosmos guarda una armonía numérica que solo el sabio
contemplativo puede reconocer. Así, todos los objetos del mundo pueden reducirse
a figuras geométricas y ha expresiones numéricas que se combinan con equilibrio
y proporción. Esto explica el carácter místico de las matemáticas en las
comunidades Pitagóricas, pues solo mediante una actitud interior de meditación
intelectual se podía comprender al mundo como la representación abstracta de
todo lo real.
Parménides
(540-470 a.c)
Para
este filósofo presocrático el Arje o principio de todo no puede ser un elemento
material-sensible, sino una realidad intangible, intelectual. En su famoso
poema sobre la naturaleza plantea el Ser como la vía se acceso a la verdad. No
es fácil descifrar sus pensamientos, pero en general el Ser es concebido como lo
que es o existe, es decir, la realidad, el mundo. El ser es un principio lógico
pues lo contrario sería la nada, el no ser, y la nada es impensable. Solo lo
que es o existe puede ser pensado, por eso hay una identidad entre el ser y el
pensamiento. El Ser, lo que existe, es inengendrado imperecedero, indivisible e
inmóvil.
Con
su principio lógico de la realidad Parménides se distancia de los otros presocráticos
materialistas, particularmente de Heráclito. El acceso a la realidad no es de
carácter sensible si no racional. Los sentidos nos pueden engañar haciéndonos
creer que el mundo hay movimiento y cambio. El cambio no es más que una
apariencia que evita pensar en lo que es
puede no ser y lo que es puede
llegar a ser, lo cual es inexplicable.
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AUTOR
Mag. Ivan Alfonso
Pinedo Castillo
Licenciado en Filosofía,
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Gracias por la información. Me fue de gran utilidad
ResponderEliminarGracias por la información. Me fue de gran utilidad
ResponderEliminarMe has salvado mañana tengo examen . Gracias
ResponderEliminarGracias por la información , me ha sido de gran ayuda .
ResponderEliminarExcelente muy útil la información me ha ayudado mucho
ResponderEliminarEsta informacion me ha sacado de un laverinto.. Gracias
ResponderEliminarlaverinto, ay dios mio
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